He vuelto…
Tampoco es que me haya ido nunca, la verdad.
He estado aquí, trabajando pero en silencio. Simplemente he estado unos meses ausente del Blog ( pero no de las redes ). Llevo un tiempo reajustando cosas en mi vida privada y sobre todo profesional.
Mi cabeza lo necesitaba.
No he parado de trabajar ni de darle vueltas a mi negocio ni un sólo desde que me embarqué en esta aventura o mejor dicho, yincana. Reconozco que he tenido muchos momentos de querer abandonarlo todo y buscarme otro empleo.
No sé si será la política de este país, pero desde mi punto de vista, ser autónomo/emprendedor o freelance es un auténtico sufrimiento. Una lucha diaria por sobrevivir y de no caer en la desesperación. Un calvario en muchas ocasiones. Un bofetada cada fin de mes. Varias bofetadas.
Este trabajo empezó alegremente como un hobby y disfrutaba muchísimo haciendo fotografías. Ahora se estaba convirtiendo en una especie de amor-odio-dependencia y eso no me estaba haciendo bien, ni a mi ni a mi profesión como fotógrafa.
Nunca olvidaré las palabras que me dijo Peio Urtxegi (para mi uno de los mejores fotógrafos que conocí), cuando le pregunté que porqué no convertía su arte de hacer fotos en negocio.
Su respuesta fue clara y directa : dejaría de disfrutar de hacer fotos, porque se convertiría en una obligación.
¡¡¡ Zasska, en toda la cara !!! Y son esas las palabras que me vienen a la mente en cada momento de agobio y angustia como fotógrafa profesional.
Así que, después de horas y horas de pensar, NO. No voy a dejar de ser fotógrafa. Si eso ocurriese, sería como si me arrancaran un brazo. Me desintegraría de pena …
De momento he buscado otras opciones que harán que toda esta profesión sea más llevadera y mi mente se calme un poco.
Tengo aún muchas ganas de seguir retratando a personas y de disfrutar de este arte. Compartir experiencias y ver las reacciones de las personas cuando se vean en sus retratos fotográficos.
Como esta preciosa mujer…
Alicia, recibió por parte de sus hijas un regalo muy especial por su cumpleaños : una sesión de fotos de Retrato con toque «glam».
Las hijas tenían dudas de si iban acertar con el regalo. Siempre digo lo mismo: no es lo mismo, la ilusión con la que tú regalas una sesión de fotos a alguien, que la persona que recibe este regalo. Te puede poner cualquier cara, desde la más sonriente enseñando dientes hasta la cara más estática y ausente de expresión.
Pero acertaron.
Fue una sesión de lo más divertida. Con el toque profesional de Alejandra Pérez, la sencillez y la alegría de Alicía, los retratos iban saliendo solos.
Más me gustaba ver a mi, cómo disfrutaba ella de ser retratada. Sin miedo a la cámara y segura de sí misma.
¡Eso es! ¡Porque yo lo valgo y estoy estupenda con mis 50 tacos!
No acaba ahí el regalo.
Después de unos días, el resultado se entregó en una cajita de tela llena de retratos impresos en papel fine art.
Un recuerdo para siempre. Un recuerdo para ella y para sus hijas. Y otro recuerdo que guardo para mi.
Esto es lo que hace que no tire la toalla. Las caras de satisfacción y de contentas que me regalan las personas a las que retrato.
Así que como dijo Freddy Mercury…«Show must go on!»